enero 26, 2013

enero 07, 2010

LA HERENCIA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA

MANIFIESTO

“Sepa el pueblo de México que,
terminada la lucha armada, tendrá
que principiar formidable y
majestuosa, la lucha social, la
lucha de clases.”

Venustiano Carranza.
Hermosillo. 24,sept.1913.


Mexicanos:

1. No olvidemos. Aunque el pueblo azteca inventó un calendario, la vida del pueblo no se rige por el almanaque. Pero celebrar cien años de la Revolución de 1910 es ocasión propicia para recuperar nuestra memoria histórica nacional, para admirar sus logros, reconocernos en el México de hoy y ver hacia el México de mañana.
Sin esa memoria se padece amnesia histórica, se vive sin saber quiénes somos y a dónde vamos.
Mas si el pueblo tiene poco que ver con el contar de los años, tiene su espejo en su desesperado esfuerzo por sobrevivir, en su esperanza por una vida mejor y en la inquebrantable decisión de ser libre.
Han pasado cinco siglos del crimen perpetrado por los conquistadores españoles contra nuestros antepasados indígenas. Durante tres siglos México vivió en el sueño y la ignominia, incluso sin nombre propio.
Hace 200 años, el pueblo insurgente encabezado por Hidalgo, Morelos y otros grandes héroes, rompió las cadenas e hizo nacer a México como nación independiente.
Sufrió ante Estados Unidos (1846-48) la pérdida de la mitad de nuestro territorio y ante Francia la imposición de su imperio en nuestras tierras (1862-67).
Y se sobrepuso a su debilidad e indigencia cívica siendo leal a tres principios: el derecho a rebelarse contra la opresión, la conversión de la independencia en soberanía, y la constitución de una nación basada en la ley y la justicia de los pobres, en la libertad y el bienestar de sus hijos.

2. ¿Qué hizo la Revolución? En 1910 la Revolución derriba al porfiriato con la política y las armas del pueblo. Ese régimen se impuso sobre México durante 30 años.
* Era el sistema político basado en la autocracia y el autoritarismo del dictador, en el mandato y la fuerza contra la Constitución, las leyes y las instituciones, en la organización cuartelaria y el militarismo contra el civilismo establecido por la Reforma de Juárez.
* Sus brazos de poder eran el clero político, la minoría plutocrática y los caciques regionales. Sus correas de transmisión eran los jefes políticos, los prefectos, la acordada y la policía rural, que ejercían la represión contra el pueblo.
* Su organización principal era la hacienda. Allí se sometía al trabajador al peonaje, con jornadas de trabajo agotadoras, préstamos sobre sus personas, la tienda de raya, el fanatismo religioso, el reclutamiento militar forzoso y la vida de bestias de carga. En algunas regiones (como Yucatán y Valle Nacional, en Oaxaca), reinaba la esclavitud.
* La “paz social” se mantenía con la ley fuga, los crímenes masivos contra los indios yaquis y mayas, y contra los obreros de Cananea y Río Blanco, entre otros.
* Al feudalismo y el esclavismo social se sumaba la explotación del trabajo y los recursos naturales mexicanos por empresas extranjeras, que el gobierno de Díaz protegía ante la debilidad y el parasitismo del capital interior.
¡La Revolución Mexicana mandó dicho régimen al cementerio de la historia!

3. La columnas de la Revolución. Los grandes cambios que fundaron al México vigente hasta los 70’s, fueron obra de fuerzas diversas que concertaron sus luchas en torno al fin nacional y social. Estas fueron:
* El maderismo ligado a los negocios, centrado en la lucha democrática electoral contra el continuismo gubernamental. ”Sufragio efectivo-No reelección”.
* El constitucionalismo de Carranza, guiado por los principios liberales de la Constitución de 1857 contra los privilegios. “Constitución y reformas”.
* El zapatismo, que luchó por la libertad del campesino, contra la atadura a la hacienda y por el reparto agrario. “Tierra y libertad”.
* El villismo, la más poderosa rebelión contra el servilismo, el militarismo, la plutocracia y el clero. “La causa del pueblo es la causa de la justicia”.
* El floresmagonismo, representante del germen anarco- sindicalista de la revolución. “Reforma, libertad y justicia”.
Tales fuerzas, desde su interés particular de grupo y de clase aportaron su esfuerzo y, en transacción histórica, plasmaron sus ideales en la Constitución de 1917.

4. El México revolucionario. Allí nació la organización civil y política vigente en el México del siglo XX. En ella figuran:
* Los derechos naturales del hombre como “garantías individuales”, condiciones de la vida civil, económica y política moderna. (Libertad de pensar, de escribir, hablar, de transitar, de asociarse, manifestarse, etc.). (Arts. 2, 5, 6, 7, 9, 11 y otros).
* La libertad civil sostenida por la ley, rescatando al trabajo, la industria y el comercio de trabas, fueros o privilegios de personas o corporaciones. (Arts. 4, 28,123).
* La vida política basada en el ciudadano, la democracia liberal, la elección de representantes y la soberanía del pueblo, que en todo momento tiene el derecho de cambiar su forma de gobierno. (Arts.39 y 40).
* La propiedad privada sobre los medios de producción (Art.28), coexistiendo con la posesión ejidal, comunal y otros formas. (Art.27).
* Estado y educación laicos. (Art.3, 130).
* La nación, propietaria originaria de la tierra, los recursos petrolíferos, mineros y otros. (Art.27).

5. Entre el ideal y la realidad. Así como los deseos nunca se cumplen a la medida de cada quien, los ideales nunca se realizan sin restricciones.
Estos se hacen concretos en las condiciones reales de la vida que nunca están a disposición completa, en el contexto de las naciones siempre desfavorable a los débiles, en la sociedad donde quienes tienen el poder económico tienen libre el campo para usar el poder político.
Por eso, la esperanza de la Revolución transitó en medio de lastres y trabas; unos provenientes del porfiriato, otros nacidos en la misma. Así en México coexistieron los principios de las diversas corrientes, cumplidos a medias o con simulación. Como toda baraja, los hechos históricos tienen un anverso y un reverso.
* Las nacionalizaciones coexistieron con la dependencia económica del exterior.
* La liberación del peonaje y la elevación del nivel de vida del trabajador con el control civil y político de los sindicatos y las organizaciones agrarias.
* El esfuerzo nacional por elevar la riqueza con el capital parasitario que, pactando con el capital extranjero y las fuerzas reaccionarias, se oponía al avance nacional.
* La posición radical y de principios de los ejércitos populares de Zapata y Villa, con el entreguismo y la transacción de otras fuerzas que infiltraban a los gobiernos. La alianza de éstas con el capital supranacional e imperial en el TLC es su culminación.
* El cumplimiento de los derechos colectivos del obrero y el campesino con la “fábrica de empresarios” que instalaba cada gobierno.
Nada de lo alcanzado por la Revolución verdadera es falso ni debe desecharse. Debió depurarse de la contaminación de intereses y la corrupción que la invadió.

6. La tortuosa marcha. Luego de realizar las grandes transformaciones agrarias, la Revolución fue atándose las manos: las fuerzas revolucionarias fueron controladas por el partido oficial (Partido Nacional Revolucionario fundado en 1929, luego PRM y después PRI), buscando crear una industria propia otorga protección con subsidios, créditos y exenciones a los empresarios (de 1938 al 88, por ejemplo, PEMEX subsidió a la empresa privada con 70 billones de pesos con hidrocarburos a valor descontado).
Así se formaría la clase capitalista que ya para los 60’s reclamaba el poder exclusivo.
Con la reforma agraria transfirió riqueza del campo a la ciudad y con el crecimiento nació el espejismo del desarrollo. Se quería ser como los países grandes, imitando y viviendo de prestado. Su resultado fue una mayor dependencia del extranjero: la industria y el desarrollo obligaban a importar más materiales, bienes intermedios, medios de producción y finanzas para solventar las necesidades del consumismo.
En los 70’s, el enorme peso que significaba la construcción de la infraestructura hidráulica, energética, de comunicaciones y transportes, el creciente gasto social, el manejo equivocado de la industria estatal, eran signos de la crisis de la Revolución Mexicana.
Se había cerrado el ciclo histórico: la gran hazaña del pueblo fue suplantada por la frivolidad. El sexenio de José López Portillo fue su señal.
Atrapada por el capital nacional y supranacional de las transnacionales, la Revolución tocaba a su fin: los derechos obreros, agrarios y civiles no bastaban para dar al mexicano una vida mejor. La pobreza crecía a pesar de ellos. El control partidario dejó su lugar al control tecnocrático.
Desde los escritorios se instrumentó el asalto al poder por el neoliberalismo: ahora se manejaba a México como campo de experimentación, como si los mexicanos y la nación estuvieran a disposición de la técnica social y el FMI. La tecnocracia planeó desde 1982 el desmantelamiento de la estructura de México, para engancharlo al carro del TLC.
El mismo instrumento usado por la Revolución para aplicar sus medidas, el presidencialismo, sirvió a los neoliberales para desmantelar el estado, privatizar sus empresas, relegar los derechos colectivos y llevar los empresarios al poder. En este escenario, la diferencia entre PRI y PAN es inexistente.

7. Hoy tengamos presente. Nuestro país vive hoy una encrucijada de su historia. Las conquistas sociales logradas por el pueblo le son arrebatadas, la economía pública ha sido privatizada en beneficio de unos cuantos ricos, el interés nacional ha sido suplantado por el dominio del capital supranacional, el país es invadido por las inversiones y las mercancías extranjeras, el trabajo y la empresa mexicana están inermes ante su competencia.
Un siglo después de la Revolución Mexicana, el contexto internacional ha cambiado.
* Un nuevo imperialismo reina: una clase supranacional controla la circulación del capital mundial y la producción está en manos de redes de corporaciones planetarias que obstruyen el avance del capital productivo nacional.
* La modernización es un esquema que hace crecer nuestra dependencia de los bienes y el capital extranjero.
* Nuestro país se ha convertido en una fábrica de pobres en miseria extrema, el poder está en manos del capital.
* El socialismo se enredó en sus aparatos de control y dio un giro regresivo a la historia.
* La vida sobre el planeta está en peligro. Los sistemas energéticos, las tecnologías de producción y transporte, deben ser modificadas con urgencia.
Es sabido. Nadie vive de una vez, aquí y ahora, ni apura la vida en un solo trago. La vida es un largo camino que se debe transitar para construir a pasos el destino.
Por eso, entender nuestra evolución, recuperar nuestra memoria y vencer la amnesia histórica, es la base para salir del espanto social que se padece entre la indigencia, la violencia, la desnacionalización y la descomposición social de hoy. Sólo así los mexicanos podremos caminar autoconscientes de lo que somos, con la determinación de hacer nuestro propio destino.
Y por eso, entre los denuestos de los conservadores y reaccionarios, y los extremistas que han querido restarle todo valor, declaramos el respeto a esta hazaña histórica.

8. La Revolución y el pueblo. ¿Qué significa la Revolución Mexicana?
La resistencia un pueblo que dio su vida por una nueva nación, relegando a los burócratas, los demagogos y los caciques.
El esfuerzo del pueblo trabajador del campo y la ciudad, que construyó a México batallando a diario con la miseria, la indigencia, el control y el fraude político.
Cada revolución expresa el alcance de cada pueblo en su momento histórico. Allí se mira su grandeza y su límite. El pueblo de México ha demostrado su medida: cuando se propone salir de las pequeñas escaramuzas, realiza obras grandes y se hace presente en el contexto de las naciones con derecho y carácter propios.
A pesar de sus prevaricadores, la Revolución Mexicana ya forma parte de nuestra vida como nación y sociedad. Sus aportes son una etapa imprescindible de nuestra existencia actual y futura.
Corresponde al pueblo de hoy constituir el nuevo México que tenga como fin la solución permanente de sus necesidades de empleo, alimentación, salud, habitación y educación. Y que abra el horizonte a un nuevo modo de vida con necesidades intelectuales, estéticas, espirituales y de convivencia plena, basadas en el amor a la verdad, la belleza, la justicia, la dignidad y la libertad.

9. ¿Qué hacer? Nuestra evolución histórica demuestra que para fundar el México nuevo han de constituirse otras bases agregadas a las fundadas por la Revolución Mexicana. Estas son:
1) La soberanía económica, tecnológica, científica, cultural y alimentaria.
2) La democracia general basada en la liberación del trabajo y la intervención de los trabajadores en la vida productiva, institucional y política.
3) La vida pública como centro de avance nacional y social.
4) La construcción de una nueva estructura energética que proteja la vida sobre la tierra, relaciones de producción ordenadas por el trabajador, una vida agraria próspera y culturalmente elevada, una sociedad civil reconstruida que garantice el bienestar de todos, una vida política basada en el principio público, orientada al engrandecimiento del trabajo y a garantizar los derechos del estudiante y el jubilado.
Su forma de vida: basada en la preparación para la autogestión, el autoaprendizaje y autonomía de la existencia; en los grandes valores de la dignidad, la justicia y la libertad, guiados por la soberanía nacional y social.
Tales son los principios que hace suyos la corriente del socialismo nuevo que propone fundar una República Democrática de Trabajadores.

10. Honor a los revolucionarios y la Revolución. Hoy rendimos honor a los soldados, a los hombres de ideas y héroes de la revolución de 1910. Rendimos honor a la patria que espera sufrida una nueva vida. Rendimos honor a los trabajadores que han construido el México de la Revolución Mexicana.
¡Basta de denigrar nuestra memoria nacional! Respetemos los avances de la Revolución, recuperemos la confianza en México, el amor a patria antes que a nosotros mismos, el amor al trabajo antes que al descanso y la diversión, el respeto a los demás sin egoísmos.
Desterremos de nuestra vida pública, personal y civil el envilecimiento, el clientelismo, la manipulación, la corrupción, la lacra de los líderes vitalicios, el fraude y la reelección que penetraron a la Revolución.
Enriqueciendo la herencia de la Revolución, formemos todos un México nuevo, una república democrática de trabajadores. Que rompa las cadenas de la dependencia al líder, a la institución, al gobierno, al empresario, al extranjero. Que recupere su fuerza para constituir su propia existencia. Libre, sabio, justo.

¡Hagamos de la vida autoconsciente, libre y responsable nuestro modo de existencia mexicano!

¡Hagamos que la Revolución Mexicana, igual que México, vivan por siempre en el contexto de las naciones y el devenir de la humanidad!

¡Viva la Revolución Mexicana!